Brasil envía a miles de migrantes venezolanos al desarrollo del sur del país




Internacional 

“No es vida” la que tengo en Venezuela, comentó Miguel González, porque si la familia se queda allá, los niños “no van a estudiar, no van a tener futuro”. 

La familia González se postuló para el programa de “internación” de Brasil, lanzado en 2018 para aliviar la presión sobre el estado de Roraima, en el extremo norte del país, cuando se ocupaba de los venezolanos que cruzaban la frontera después que se agudizó la escasez de alimentos y medicamentos en el país, además de la crisis económica, política y social que se vive en la región.


El programa traslada a los migrantes a otras ciudades con mejores oportunidades económicas, especialmente en los estados ricos del sur del país. Ha acogido a unos 100 mil  de los 426 mil  venezolanos que han migrado a Brasil durante la crisis, y la tasa mensual más alta hasta ahora la registró en marzo de este año: con 3.377.


Decidieron migrar a pesar de que González tenía uno de los trabajos más lucrativos de Venezuela y ganaba alrededor de 600 dólares quincenales, y, ocasionalmente, hasta 1.200 dólares, mucho más que el salario mínimo del país, equivalente a unos 5 dólares mensuales. Pero las comunidades mineras son peligrosas debido a los grupos armados que se cree que actúan en colusión con las autoridades.


Los que son aceptados en el programa de internación reciben documentación, alojamiento temporal, vacunas y vuelos de reubicación. También ofrece capacitación sobre el mercado laboral, las leyes y los derechos de Brasil.


Además, el salario mínimo mensual de Brasil es de 265 dólares actualmente. Un sondeo a 800 hogares de 3.529 venezolanos que viven en Brasil realizado en junio y julio del año pasado mostró que el 76% de ellos ganaba hasta dos salarios mínimos. Un aspecto positivo en la región de América Latina.


Por su parte, los solicitantes deben presentar documentación y someterse a un examen físico y a entrevistas para integrarse al programa.


Al amanecer, los migrantes forman filas donde esperan para obtener o proporcionar información. Se ponen contentos cuando les dicen a ellos o a sus nuevos amigos migrantes que pueden subir a los autobuses de pasajeros que aguardan para dirigirse aproximadamente a 200 kilómetros (125 millas) hacia el sur, a Boa Vista, donde tomarán vuelos a sus nuevas comunidades.


Fuente: Agencias

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